Mis primeros dos meses en Madrid

El tema del primer post era de esperar: mi estancia en Madrid.

A la mayoría os pilló de sopetón, ya que, como quien dice, me fui en una semana de golpe y porrazo.
He tenido mucha suerte porque vivo al lado del trabajo, la urbanización está muy bien, aunque esté un poco al norte, pero como yo no salgo mucho, tampoco importa demasiado.

Estar en Madrid está teniendo sus cosas buenas y malas. Las buenas, son, como ya os he dicho, el transporte, el hacerme independiente por fin, cosas así. Lo malo es que, sobre todo desde que empecé con la jornada intensiva, me aburro por las tardes, y tampoco me apetece mucho salir. Además el calor que hace (31 grados ahora que escribo, a las 11 de la noche), tampoco ayuda. Intento pasar el tiempo de la tarde entre el gimnasio (estoy consiguiendo ir todos los días, a ver si pierdo algo este verano, aunque lo dudo), las cocinitas (sí, sí, aunque no os lo creáis, estoy aprendiendo y ya he hecho unos platos que se han chupado los dedos los que los han podido disfrutar, aunque aún me queda mucho por aprender), y los quehaceres domésticos.

Además, me ha dado por hacer empresariales en la Complutense, de hecho hoy he estado haciendo la matrícula. Muchas, muchas chicas, muy simpáticas algunas por cierto (con lo de comprobar todos los papeles acabas haciendo amistades en la cola), y la gente que he visto había bastantes tirando para mi edad, que no está mal, porque pensaba que para variar iba a ser el abuelo.

En cuanto a la marcha madrileña está muy bien. Puedes salir el día de la semana que quieras (yo he salido en cualquier día de la semana), pero, aunque pueda parecer lo contrario, tampoco he salido demasiado, no sé, tampoco me apetece mucho, se echa de menos Vitoria. Me he quedado tres findes, y luego 4 o 5 veces que habré salido entre semana.

En el trabajo regular, porque el tío que me tiene que enseñar está desplazado en el cliente, y hasta que no vuelva me tienen leyendo. Me iban a cambiar a otro proyecto (lo que hubiera implicado recorte de vacaciones), pero gracias a Dios sigo en el mismo (es decir, en ninguno). Lo mejor son los horarios, ya que se respetan, y salgo a las 5 de la tarde (ahora en la jornada intensiva, a las 2.30 del mediodía). Tardo un cuarto de hora en ir andando, y en autobús 3-4 minutos.

Este finde se supone que voy el domingo a la Warner con Aritz, así que no creo que vaya a salir, me reservo para fiestas.

No quiero contar la vida entera en el primer post largo, que os aburrís, así que ya os contaré más cosas. Sabéis que me hará mucha ilusión que dejéis comentarios.

Saludos, Raúl.